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FUNCIÓN

Vitruvio dijo que la arquitectura se conjuga o descansa sobre tres principios: firmitas, utilitas y venustas (resistencia, funcionalidad y belleza). Uno ha de resolver la pregunta de para qué construimos cierta estructura o herramienta.

En la historia ha habido varios tipos de funcionalismo:

FUNCIONALISMO MECANICISTA

Con raíces en la Revolución Industrial, la forma es consecuencia directa y mecánica de las funciones a las que está ligada.

Hay un ligamiento también con la belleza, ya que provenía de la más perfecta eficiencia mecánica y no de la propia búsqueda deliberada de la belleza.

«La forma no es la meta si no el resultado de nuestro trabajo. La forma por si misma no existe. La forma como meta es formalismo y eso lo rechazamos. Inventar formas no es tarea de la arquitectura»

Mies van de Rohe

«La locomotora es casi un ser vivo, y su forma no es sino la expresión de su fuerza. Así pues una locomotora tiene estilo (…) la verdadera fisionomía de su energía brutal»

Viollet-Le-Duc

FUNCIONALISMO ORGÁNICO

La forma se adapta a las actividades vivas del ser humano y del medio social. La que se desarrolla de dentro a fuera en armonía con actividades humanas y la que se relaciona con el lugar como si de él naciera.

FUNCIONALISMO MORALISTA

La utilidad para un fin. Proviene de la idea de que para considerar algo bello debía ser útil y adecuado a su fin.

Belleza y utilidad se aproximan tanto hasta confundirse. Belleza significa hacer visible su utilidad, PARA QUÉ SIRVE. Toma importancia para este enfoque del funcionalismo moderno definir qué es lo útil, convirtiéndose en una cuestión moral.