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UNA LUZ PROPIA

Hoy quería hablar de la luz propia de un lugar.

Siempre se ha dicho que hay algunas personas que tienen luz propia, que simplemente con estar a su alrededor te transmiten esa luz y alegría difícil de explicar. ¿Pensáis que pasa lo mismo con la arquitectura? ¿Hay edificios con esa luz propia que te pueden transmitir «ese no se que» que te puede llenar de alegría?

Cuando se piensa en el diseño de una arquitectura se tiene que pensar en su posición, orientación, en que lugar estará el sol en cada momento del día, como queremos que incida esta luz en el interior, si va a tener gran importancia o va a ser un elemento más en todo el conjunto… La elección de la luz es tan importante como el tipo de material a utilizar.

Intentaba explicar lo que era la luz propia de un lugar, pero he pensado en que mejor consigas imaginártelo tú….

Cierra los ojos tras leer esto e imagina un lugar que te hiciera detenerte, que te hiciera parar a contemplarlo. Imagínate a ti de pie en ese lugar, coge aire y mira a tu alrededor. Observa cada detalle y sentimiento que te transmite. ¿¿Sientes algo??

Estos lugares no siempre nos producen la misma afección cada vez que los visitemos, pero siempre te recorre algo por dentro al entrares ese «no se que» que te indica que estás ante uno de esos edificios con luz propia.

La luz propia se consigue mediante el conjunto de todos los elementos del edifico, desde la cosa más insignificante a la más importante. Una mezcla entre colores, olores e incluso la temperatura idónea.

Si has estado en uno de estos lugares no hará falta que te explique mucho más porque entenderás ese sentimiento que te recorre al entrar. Si por lo contrario todavía no has tenido la suerte de llegar a esta ocasión, no te preocupes que tarde o temprano te encontrarás el lugar.

Releyendo esta reflexión me he dado cuenta que parece que esté hablando del amor, de sentimientos emparejados a este momento, pero es tan posible enamorarse de un lugar que posiblemente estemos enamorados de varios al mismo tiempo.

La luz propia de la arquitectura es única para cada quien que la observa.

Como la esencia de las personas, los edificios tienen la suya, lo que produce que marque de forma distinta a cada uno que se encuentre en él. A diferencia de las personas, la luz propia de un edifico no depende de sí mismo si no de la percepción de quien lo mira.